Construir una buena cartera de valores no es algo sencillo. Tal vez por ello el día en que en Wall Street se realizó por primera vez un experimento que demostró que un mono podía batir las previsiones de los analistas bursátiles, a más de uno se le subieron los colores. El experimento consistió en dar a un chimpancé un grupo de dardos y hacer que los lanzase sobre las páginas de valores del diario The Wall Street Journal. Una vez lanzados los dardos se formó una cartera con los valores señalados por el mono y, a continuación, se comparó su evolución con las carteras construidas por varios analistas bursátiles de prestigio. Los resultados fueron sorprendentes y muy poco halagadores para los especialistas, ya que la cartera del mono superó con creces la rentabilidad de la seleccionada por los expertos.
Así, cuando se comparó el comportamiento de la cartera del chimpancé con el de los fondos de inversión referenciados al mercado norteamericano, se comprobó que ésta había superado al 85% de los fondos y al comportamiento de los principales índices bursátiles norteamericanos. El experimento incorporó a la jerga financiera un nuevo concepto -la cartera del mono- que equivale a un grupo de valores seleccionados al azar. Para algunos, el experimento del chimpancé confirmó también una teoría conocida como random walker, que asegura que el comportamiento de los mercados es absolutamente aleatoria y no hay forma de predecirlo con garantías de éxito.
Hay quien, sin embargo, no piensa lo mismo. Según explican los autores del libro 100 errores al invertir en Bolsa, el experimento del mono no es más que un mito. 'Se puede batir al mercado de forma sistemática y para hacerlo no sirven elecciones aleatorias, sino carteras bien construidas. La solución no está en la cartera del mono, sino en un buen gestor'.
Je, je, je... Me siento identificado, aunque seguramente el mono era más inteligente.
ResponderEliminarPor cierto, yo tambien creo que ahora volveremos unas cuantas sesiones para abajo...