lunes, 13 de julio de 2009

TIEMPO DE ESPERA, por José Agustín López Selfa.


Todo sigue su curso. Los gráficos van confeccionando paso a paso la figura de manual a la que tantas veces me he referido desde el año 2.007, encontrándose ahora en la fase más pesada y aburrida. Ya les avisé que nos cansaríamos de trillar una y otra vez las mismas cotizaciones y que el trading era el único instrumento aconsejable en estas circunstancias.


El techo anunciado en anteriores artículos se formó en precio y tiempo adecuados marcando definitivamente el primer tramo de la onda cuatro. Por lo tanto ya se ha dibujado el impulso A de rebote dentro de dicha onda. Ha sido un movimiento fuerte y profundo con un gran alza de precios en un corto espacio de tiempo, sin embargo aún es una pequeña parte del recorrido bajista de la tercera onda.


El hecho de que algunos índices apenas hayan recuperado el treinta y ocho por cien de la mencionada onda tres, sumado a la ley de la alternancia de ondas, unido a la fuerte presencia de la mano institucional y al interés político en fomentar la estabilidad, mezclado con el factor estacional y el resquemor de algunos inversores por haberse quedado fuera de un rebote histórico, hace sospechar que aún podríamos ver nuevos máximos, al menos en algunos índices. Deberíamos pues esperar que está onda de corrección al rebote (onda B) fuese seguida por un nuevo impulso alcista (onda C) que estableciera máximos anuales.


Hay varios índices que han dibujado el techo en forma de hombro cabeza hombro, lo que nos indicaría que el movimiento actual se va a llevar por delante una gran parte del rebote, pudiendo llegar incluso a los mínimos de noviembre del año pasado e intentando apuntar así una figura de H-C-H, ahora invertido, de grandes implicaciones alcistas que no creo que acabe materializándose. Ya analizaríamos esa posibilidad en otro estudio si llegará el momento.


El actual movimiento bajista, al igual que el anterior alcista, está siendo muy desigual, distinto según el índice, sector o acción que estudiemos, rompiéndose la sincronía de impulsos que observamos en la onda tres. Es lo normal en la onda cuatro actual, puesto que los mínimos de las ondas tres extendidas suelen convertirse en suelos (o casi) en las acciones más fuertes, mientras que en las más débiles o retrasadas aún resta un amplio recorrido bajista que se manifestará con la quinta onda.


La onda cuatro en curso se va perfilando como una plana-compleja, la más habitual, es decir, dos impulsos alcistas y una corrección intermedia que se lleva parte del primer impulso alcista. Las posibilidades son varias y habrá que vigilar su desarrollo en el corto plazo. Podría ser absolutamente plana, repitiendo suelo y techo (improbable por la fuerza del primer tramo alcista); inclinada, con un suelo y un techo superiores a los ya alcanzados (hipótesis altamente probable); muy inclinada, con un máximo muy superior (sólo posible si la dirige “la mano de dios”); o en forma de triangulo, donde el segundo impulso alcista no llegase a la altura del primero (posible en caso de que se acumulasen datos económicos muy negativos).


Mi primera impresión es que vamos a asistir al desarrollo de varias de estas figuras según qué gráficos analicemos. Los mercados emergentes y los tecnológicos son los que se han mostrado más resistentes y es de esperar que tengan un comportamiento menos dinámico en las dos ondas restantes, los índices europeos y los americanos han evolucionado de forma estándar y parecen candidatos a la opción “inclinada”, mientras que el Ibex lo ha hecho de forma intermedia, debido a que su onda dos había sido distinta y al peso de Telefónica (con barniz tecnológico) y del Santander (con barniz emergente), por lo que su movimiento debería ser algo más pesado que el de índices similares.


En la práctica, analizando una vez más el S&P, la actual onda B podría formar suelo entre el 810 y el 760 con una ventana temporal mediados de agosto-principios de septiembre (ya iremos afinando más a medida que se desarrolle el movimiento). Por dar una referencia europea el rango del Eurostock estaría entre el 2.110 y 2.040.


De cualquier forma, estas ondas largas, pesadas y confusas, terminan cansando a los inversores y provocando que el volumen se resienta a medida que se despliegan, lo que las hace vulnerables a sucesos o datos de gran calado que pudieran surgir inesperadamente, y que podrían darle fin de forma precipitada. Tomemos pues lo dicho como hipótesis de trabajo y estemos vigilantes, ya que no podemos descartar absolutamente que toda la onda cuatro se haya consumido en un solo impulso, si bien es bastante improbable. Refrescaremos los recuentos si las circunstancias lo hicieran necesario.


Soy de los que creen que todo es cíclico, especialmente la Bolsa, y sé que cada vez que se produce un gran mercado alcista o un gran mercado bajista se oyen voces afirmando que “esta vez es diferente” demostrándose siempre con el tiempo que estaban equivocadas. Sin embargo, un reciente viaje a Nueva York, me ha reafirmado en la sensación de que en la situación actual hay algún ingrediente muy poderoso que no estaba en ninguna de las crisis que he vivido o estudiado. Huele a cambio de paradigma. Quizá esta crisis sea el punto de inflexión de un ciclo mucho más amplio y por tanto igual a otras ocurridas hace mucho tiempo, pero distinta a las sucedidas recientemente. Podrían producirse cambios definitivos en la estructura económica que hasta ahora resultaban inimaginables. Contemplar como se completa este puzzle promete ser una experiencia única.


No hay que perder de vista que la parte segura del rebote ya está consumida, y que el recorrido bajista de la quinta onda será muy superior (al menos hasta el 5.300 del Ibex) al impulso alcista que podría proporcionar la última parte de la onda cuatro. No es sensato arriesgar a estas alturas, salvo con una gestión muy disciplinada de stops, cuando aún se atisban tantas nubes negras en el horizonte.
Parece que tendremos un verano bursátil de relativa calma, espero que no se aburran mucho y que repongan fuerzas para próximas tormentas.
José Agustín López Selfa.

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