Compra cuando llueve y vende cuando salga el sol. A este simple y directo corolario llegaron un grupo de investigadores tras dedicar su (abundante) tiempo libre a cotejar la evolución de 26 mercados internacionales con el parte meteorológico correspondiente a lo largo de un periodo de 16 años. Las ganancias anualizadas de los días soleados fueron cercanas al 25%, proclamaron, mientras que las de las jornadas nubladas no superaron el 9%. «Al principio, yo mismo era escéptico sobre la relación», explicó David Hirshleifer, economista de la Universidad de California, «pero no se puede discutir con los datos objetivos». Habrá que cambiar la letra de la canción para decir, a partir de ahora, ‘chiribiribí, pom-pom pom-pom, vamos a la bolsa, calienta el sol’.
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