jueves, 13 de noviembre de 2025

Análisis y Crítica Constructiva a la Última Conferencia de Emérito Quintana



Debo comenzar con una declaración ineludible: Emérito Quintana es, para mí, un pozo de sabiduría. Sus conferencias han sido históricamente faros que han iluminado mis decisiones de inversión y han profundizado mi comprensión del mercado. No tengo más que admiración por su capacidad de análisis y su profundidad intelectual.

Sin embargo —y aquí viene la espina que me ha quedado clavada después de esta última presentación— esta ha sido, a mi modesto entender, la menos inspiradora de todas las que le he escuchado. Y quiero ser muy claro: no es que la conferencia sea “mala” en términos absolutos; de hecho, la calidad técnica y la erudición siguen siendo de primera línea. El problema, bajo mi punto de vista, es de enfoque y equilibrio.

El eje central: una saturación de Inteligencia Artificial (IA)
Si tuviera que resumir el leitmotiv de esta conferencia en una sola palabra, sería IA.

Análisis monotemático: Entiendo que la Inteligencia Artificial, y particularmente el boom de la IA generativa, es el tema candente del momento, un verdadero cambio de paradigma que está reestructurando sectores completos. Emérito ha dedicado una cantidad ingente de tiempo a desgranar las métricas de las “Siete Magníficas” y otras empresas punteras en el sector, analizando sus márgenes, sus estrategias de capex y el futuro del cloud computing y los semiconductores.

La profundidad que se espera: Si bien su análisis técnico de las curvas de adopción y los efectos de red es impecable, ha caído en una inmersión tan profunda en este nicho que el mensaje general se ha vuelto unidireccional. Se ha centrado mucho en cómo la IA cambiará el mundo y cuánto podemos esperar que ganen las empresas que la impulsan, pero con un tinte casi de profecía ineludible.

Pérdida de perspectiva amplia: Al centrar tanto esfuerzo en el segmento tecnológico más caliente, se ha dejado de lado un análisis más diversificado y el valor subyacente de otros sectores que, aunque menos “sexys”, ofrecen quizás una mayor asimetría o un menor riesgo de corrección brutal. La conferencia se sintió más como una tesis sobre el futuro de la IA que como una tesis de inversión holística para el inversor de valor que soy.

La gran ausencia: necesidad de inspiración “Peter Lynch”
Aquí es donde reside la clave de mi crítica constructiva. Emérito Quintana siempre ha destacado por su capacidad para bajar la inversión a tierra, para hablar de las cosas que conocemos y de cómo la inversión no es solo una hoja de cálculo, sino también sentido común y observación del entorno.

Bajo mi modesto punto de vista, la conferencia actual pedía a gritos una inspiración más marcada en el estilo de Peter Lynch:

“Buy What You Know” (Invierte en lo que conoces): En la charla se han analizado complejos modelos de negocio de IA que están a años luz del entendimiento del inversor medio. Una óptica Lynchiana habría buscado cómo esta megatendencia de la IA está impactando en empresas “terrenales”: la cadena de comida, la empresa de retail, el banco regional o la compañía de servicios públicos. ¿Cómo pueden estas empresas generar valor gracias a la IA y no solo las grandes tecnológicas que la crean? Se ha perdido esa oportunidad de conectar la macro-tendencia con la micro-empresa.

El “factor aburrido”: Lynch siempre ha abogado por encontrar valor en empresas “aburridas” con grandes ventajas competitivas, lejos del foco de Wall Street. La conferencia, al estar tan centrada en la IA, ha obviado estos sectores. Un análisis sobre el margin of safety o las ventajas competitivas duraderas (moats) en una industria madura habría equilibrado el alto riesgo y la alta valoración inherente a las acciones de crecimiento impulsadas por la IA.

El sentido común frente a la complejidad: Lynch priorizaba una historia de inversión sencilla que pudiera explicarse en una frase. Si bien Emérito simplifica la complejidad como nadie, el tema de la IA es tan técnico (hablando de nodos, training de modelos, y arquitectura de chips) que inevitablemente se aleja de la sencillez que aprecio en sus análisis cuando habla, por ejemplo, de la calidad del balance de una empresa industrial o el poder de fijación de precios de un holding de marcas.

Esta conferencia, aunque técnicamente brillante, se ha sentido demasiado especializada y desequilibrada. Me ha dejado con la sensación de que Emérito ha estado más cautivado por la espectacularidad de la tecnología que por la sobriedad y la diversificación que predica el verdadero inversor de valor.

Emérito Quintana es un genio analítico, pero me gustaría que para sus próximas ponencias que no se olvide de anclar sus ideas en la filosofía que nos ha enseñado a amar: la de buscar valor donde nadie mira, de desconfiar de las modas y, sí, de inspirarse más en la sabiduría de la calle y la mentalidad de Peter Lynch que en el frenesí y el hype que rodea a cada nueva iteración de un modelo de lenguaje grande.

Sigo siendo su mayor admirador, pero mi cartera agradece la diversificación más que una apuesta total por el futuro de la IA.

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