Comienzo una serie de podcasts que me los escribo a mí mismo. No porque sea un iluminado, sino porque llevo más años en el mercado que la mayoría de los que hoy reparten lecciones en Twitter. Algunos van de gurús, venden cursos, hablan con voz profunda… y yo les saco 15 años de mercado real. Del que duele.
Hubo un tiempo en el que era el típico pesimista profesional: soñaba con un desplome brutal para hipotecarme hasta las cejas y forrarme en el siguiente ciclo. Y sí, llegó. Y sí, me equivoqué. En 2008 me libré de la crisis inmobiliaria y pensé que era el más listo de la clase. Spoiler: solo era el más confiado.
Pasado el tiempo, me di cuenta de que no había aprendido nada. Compré lo peor porque estaba barato. Bancos, petroleras y otras basuras. “Han caído mucho, así que ahora tocará subir.” Sí, claro. ERROR de novato. Del gordo.
No voy a detallar las operaciones porque aún me da vergüenza ajena recordarlas. Pero fueron el desastre típico que tú, lector, también has vivido aunque te hagas el interesante: compras porque está barato, ves que sigue cayendo, acumulas, te crees listo… y terminas con un cementerio de acciones que ni regalan dividendos, ni suben, ni nada. Como un ex tóxico al que no quieres borrar del móvil.
La parte buena es que, a base de hostias, aprendí. Algunas lecciones tardan años en asentarse, pero cuando por fin entiendes qué coño estabas haciendo mal, el dinero empieza a llegar. A mí me pasó en la última crisis. Y sí: gané un pastizal.
He arriesgado más de la cuenta. No lo maquillo. Pero cuando mezclas experiencia y trabajo como un animal, la probabilidad de éxito se dispara. Y eso no lo cuenta nadie porque queda menos épico que venderte un cursito de 97 euros con promesas fáciles.
En el título te dejé una pista, aunque tampoco es del todo cierta: holdear solo vale si vas ganando. Si vas perdiendo, no holdeo ni loco. Y menos acumular.
Las estadísticas son frías: solo el 27% de mi cartera ha hecho crecer mi patrimonio. El resto: ruido.
Y por eso tengo tres estrategias:
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Los planes de pensiones (obligados, como Hacienda)
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La cartera de largo plazo
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Y la especulativa
En 2025 las tres han ido bien, pero la especulativa ha sido una salvajada:
31 baggers. Treinta y uno.
Pero ojo…
Seguramente estás pensando “qué crack, yo quiero hacer eso”. Pues no, no quieres. Porque para llegar ahí, antes tuve que comer mierda durante años, perder dinero, perder confianza, perder pelo y casi perder la paciencia. No hay éxito sin cicatrices, aunque en Twitter todos parezcan Warren Buffett con 23 años.
Si te está gustando lo que lees, solo te pido una cosa: compártelo. No por ego —por experiencia ya sé que esto no va de likes—, sino porque igual evita que otro pardillo compre el banco de moda solo porque “ha caído mucho”.
Y si no te está gustando, tranquilo: el mercado se encargará de explicártelo mejor que yo.
En breve os subo la seguda parte.
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